Desde la misma morada del Dios Padre emanó la indicación: “Seas autorizado hijo mío para avanzar hasta la esfera de vida llamada Urantia, conocida por sus criaturas como Tierra.
Avanza hacia ese lugar y hazte presente con todas las huestes que estimes para tu cometido. No escatimes en tu poder, ya que estás autorizado para combatir al inicuo y a sus asociados.
Ellos serán avisados de tu desplazamiento y en las condiciones que llegarás. Ésta vez no iras como cordero, sino, como león. Cuando se abran los pasillos, el rugido de tu arribo ensordecerá y enmudecerá a todas las criaturas.
Recuerda que mi hijo descarriado cree en sus sofisterías y, desde hace mucho, que a tus creaciones las confunde y traiciona. No dudes en que el seguirá con su conducta y, por ende, engañará más allá de su propio sometimiento.
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